Soy el Benjamin Button venezolano…

«Hola, soy Gabriel Núñez. No envejezco desde que cumplí los 16 años y ésta es mi historia…» Así comenzará la película que contará mi extraño caso. Hay dos diferencias claras si comparamos mi caso con la película de «El curioso caso de Benjamin Button»: la primera es que yo no nací anciano como el protagonista. La segunda, es que el caso que narra esa película es pura ficción; mi historia en cambio, es totalmente real, a pesar de que carece de explicación científica hasta los momentos.

Esto no es ninguna broma; es pura realidad, a pesar de que te cause risa. Nací en 1983, soy tan criollo como el pabellón, como voltear a verle las nalgas a una mujer en el Metro de Caracas, como bajar el escusado en el baño del trabajo para silenciar el concierto de peos que dan la alegre bienvenida al excremento que verá la luz por primera vez. Los primeros años de mi vida fueron tranquilos, me alimentaban bien y cumplían con los caprichos básicos de juguetes y atención que cualquier niño demandaba en aquella época. Haciendo memoria, creo que el primer encontronazo lo tuve cuando mis padres me llevaron a la entrevista para que me aceptaran en primer grado en el colegio San Agustín. Recuerdo que tenía unos 5 años, ya sabía leer perfecto y todo, pero en dirección dijeron «está muy niño todavía, entraría pero es a kinder». Mis padres no se dieron por vencidos y solicitaron al director que se me buscara un libro y me pusiesen a leer cualquier texto. Así hicieron y pasados unos 20 minutos en los que leí sin parar y con total neurosis y cuidado de no pelarme ni una sola letra, lo habíamos logrado, me aceptaron en primer grado; con desconfianza, pero me aceptaron. En ese momento, con mi cerebrito aún virgen, comprendí que algo ocurría, que no había una armonía entre mi físico y mis 5 polémicos años.

Transcurrían los años de infancia, agarrados de la mano con múltiples anécdotas que me restregaban en la cara que algo iba mal conmigo. En un salón de 40 carajitos, yo era el consentido de las profesoras, no porque era una lumbrera, sino porque era «cuchi», era como el «peluchito» de ellas, el chiquitico consentido e indefenso. Nunca me metía en problemas, no se metían conmigo; no porque yo intimidara, sino más bien porque les daba lástima golpear a un niño como yo. Las niñas del salón me veían como una «mascotica», una persona muy bonita y tierna que debían cuidar como un Tamagotchi. Para que entiendan mejor el asunto: si tenía 8 años, aparentaba 5; si tenía 10 años aparentaba 7, pero a medida que pasaban los años esa brecha se hacía más amplia; cuando tenía 15 años, aparentaba 10 apenas. Cuando hice mi primera comunión si me metían en una ponchera con agua, podía creerse que era mi bautizo sin ningún problema.

Estando ya en 8º grado, época donde comenzó el tráfico de pornos en VHS en el salón, la única forma de obtener una comprándola en un kiosco o tienda, era mandando a otro pana de un año superior que el tipo ya en 9º grado tenía cara de demacrado y viejo. De resto, si yo me acercaba a comprarla me rebotaban de una, ni siquiera me preguntaban la edad, sólo pronunciaba la palabra “porn…” y automáticamente pedían que me largara de ahí. Nunca en esa época pude ver las películas “Clase C” en ningún cine.

En la infancia y adolescencia eso no representaba tanto problema, al fin y al cabo, tenía cara de carajito, pero  vamos, uno hacía cosas de carajitos, así que quedábamos sin tanto rollo mental. Durante el desarrollo el cuerpo cambió, salió el respectivo vello púbico, pelos en las piernas y el trasero, la voz se puso gruesa, empecé a destilar por los poros el natural almizcle de macho alfa que me acompaña con el sudor del pecho, el pene comenzó a enseñar la «vena Quaker», las bolas comenzaron a ponerse más obesas y yo comencé a entrenar un poco. El peo era que la cara no manifestaba cambios, no salía vello facial, no existían arrugas ni cambios sustanciales en las facciones, los rasgos seguían intactos. Desde los 16 años mi rostro sigue igual, fui congelado en el tiempo sin explicación alguna. Supongo que en mi código genético estará la respuesta a tal misterio, pero quiero ser egoísta con el mundo, no quiero dar la fórmula de la eterna juventud. Jódanse.

Actualmente tengo 26 años, con una cara de 16. Por supuesto, atrás quedaron los días de infancia y adolescencia, por lo cual, luego de los 18 años sí vino a ser un «problema» mi rostro de crío. Por ejemplo, teniendo más de 19 años, recuerdo que cuando iba a «batitubos» (para los lectores extranjeros: locales con mujeres malas que bailan en tubos y escupen hielo con sus vaginas o fuman cigarros con ellas para no quedar con el mal aliento en la boca) yo me paseaba tranquilo con mi trago de whiskey o ron y las chicas malas me preguntaban si era hijo del dueño,  si era hijo de alguna de sus compañeras de trabajo, si estaba ahí para perder mi virginidad o que cómo hice para burlar la seguridad del local. Una vez en un casino, en pleno momento en el que estoy apostando en la ruleta, se me presentaron dos gorilas enflusados de negro para pedirme cédula, impidiendo que siguiera apostando.

No hablemos del área laboral. Para una entrevista de trabajo puedo ir yo, vestido con el mejor traje Armani que exista, perfumado y con mi título de licenciado, y por el otro lado mi competencia, cualquier piedrero agarrado al azar debajo de un puente en Caracas. Lo puedes llevar arrebatado de cocaína, con ropa sucia y la barba canosa con matices negros de grasa automotriz. Nos entrevistan a ambos, yo me destaco con un discurso magistral de mis conocimientos, de mi experiencia, de una verborrea elegante y sofisticada, con un derroche de clase y educación; él sólo dice que tiene ganas de cagar y que le den dinero para comprar crack. ¿Saben a quién le dicen «nosotros te llamamos»? Sí, a mí. ¿Saben a quién contratan sólo por tener canas, parecer mayor y tener cara de rosca y experiencia? Sí, al piedrero.

En la calle caminando, levanto a puras estudiantes camisita blanca y azul, es decir, tengo 26 años y sólo despierto pasiones a niñas que recién comienza a llegarles el período. Sí, es triste, lo sé. Cuando voy a una panadería y pido una canilla, siempre la que me atiende dice: «¿Algo más, niño?», “¿algo más, bebé?”. Cuando voy a McDonald’s y llega el momento de ordenar, automáticamente la cajera me muestra los muñequitos o jugueticos que trae esa semana la cajita feliz para que escoja cuál quiero. Caminando en un centro comercial puedo reconocer fácilmente cuando estoy frente a un pedófilo gay, ya que, me miran con bastante queso y deseo; los entiendo, realmente inspiro inocencia, pureza de niño, como si de una foto de primera comunión con las manos rezando se tratase. A veces estoy solo, caminando por algún parque y  de repente una horda de niños hiperactivos y eléctricos me bloquea el paso, invitándome con globos en la mano a que sea su compañero de aventuras y juegue con ellos a la «ere» o al «escondite»: «¡Anda, por fis, di que sí, di que sí, nos hace falta un niño más para poder hacer zapatico cochinito!».

Cuando mi mamá me presenta a sus amigas o compañeras de trabajo, ellas manifiestan mientras me agarran el cachete: «tan bello ese niño, chica. Hola, papito, ¿cómo estás? Ay, chica, qué rico es tenerlos a esa edad, son adorables». En el caso de mi papá y sus amigos, ellos dicen: «coño, pana, igualito a ti; ya verás, cuando sea un hombre se parecerá más todavía, Dios te lo guarde». En la peluquería luego de que terminan con mi corte siempre me dicen que cierre los ojos: al momento de abrirlos siempre aparece en medio de ellos un caramelo o chupeta como premio por no haber llorado. Recuerdo cuando tenía el carro. Yo manejando tranquilo, con mi cinturón de seguridad puesto, mis papeles en regla, las luces encendidas, todo en orden. Se atravesaba en mi camino alguna alcabala: me paraban automáticamente. No importaba si ponía cara de güevón, cara de malo, si bajaba el vidrio saludando, si les abordaba con un «buenas noches, señor funcionario». Nada importaba, de una a orillarme a la derecha y mostrar papeles para comprobarles que era mayor de edad.

En el 2006 tuve la oportunidad de viajar a España solo. En el Aeropuerto de Maiquetía, al momento de abordar el avión, los que reciben el ticket llamaron en el acto a unos de seguridad, lo primero que preguntaron al llegar fue: “Ya va, ¿dónde están tus padres, viajas tú solo?”, se imaginarán mi cara y la pérdida de tiempo mostrando documentos como cosa rara. Si a mí me pagaran cada vez que saco la cédula, actualmente viviría cómodamente sin preocupaciones de trabajos ni sueldos.

El mercado laboral está lleno de muchos prejuicios, a veces voy a entrevistas donde apenas llego y ven mi cara, me dicen descaradamente: “Mmmmn…lucías mayor en la foto del curriculum”. Pregunto yo: ¿Qué coño quieren? ¿Un tipo dispuesto a echarle pichón al trabajo y con formación académica o un viejo lleno de vicios y malas mañas en los trabajos? ¿Será concluyente el que relacionen canas o vejez con experiencia y preparación?

Posiblemente cuando llegue a una edad de 50 años, luzca como de 25. Está bien, ya me he acostumbrado a lidiar con las etiquetas, con los prejuicios; supongo que a esa edad me buscarán las mujeres de 20 años desesperadamente, no me  ladillarán pidiéndome cédula en todos lados y es cuando finalmente comenzaré a trabajar en una empresa que me recibirá encantada, confiada porque tengo cara de experiencia y fogueo. De resto, seguiré aquí, viviendo la adultez en mi cabeza, con mi máscara de quinceañero.

Gabriel Núñez

Para leer más de mi triste caso:

Crónicas del Benjamin Button venezolano: «El asalto»

Crónicas del Benjamin Button venezolano: «El hotel»

 

 

 

 

 

 

 

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28 respuestas to “Soy el Benjamin Button venezolano…”

  1. Elena Sánchez Vilela Says:

    Genial como describes con hilarantes imágenes tu extraña situación. Yo fui una de las que creyó que tenías 19 años y me extrañaban esas ansias por trabajar y las varias anécdotas laborales que habías acumulado en tu «corta» vida jejej, Vaya sorpresa me llevé con «tengo 27» -porque de paso te subiste la edad, ja! ;)- hubiese sido en persona y también te pido papeles xD.

    Velo así, vas a poder ir a las fiestas de tus hijos sin problemas, a ti te seguirán llamando para «darle a la piñata» (mientras que ya al resto ya nos dejan sólo como observadores), podrás montarte en la piscina de pelotas, ir al baño de mujeres sin que nos asombremos… y disfrutar de más beneficios de pensar como un adulto y verte como un joven.

    Pd. La foto final es de esta navidad, no? jeje

    • conidayvuelta Says:

      «Pd. La foto final es de esta navidad, no? jeje» Rata e’ plaza jajajaja xD

      Sí, supongo que iré a las fiestas de mis hijos y le daré a la piñata, ¿y por qué no?, también podré encerrarme en el baño del salón de fiesta con alguna compañerita suya de clase para jugar un rato xD

      «o fui una de las que creyó que tenías 19 años y me extrañaban esas ansias por trabajar y las varias anécdotas laborales que habías acumulado en tu “corta” vida»

      jajajajaja, sí, lo recuerdo!

  2. Mariale divagando Says:

    Qué bueno este post!

    Debo decir que te entiendo, yo cumpliré 26 el mes que viene y la gente sigue dudando de mi mayoría de edad. No exagero, dudan que sea mayor de edad!

    La noche que cumplí 24 salí a celebrar con unos amigos y me pidieron la cédula para entrar al local… Vale decir que fue hasta bueno, porque yo andaba en una crisis de «el tiempo se me está pasando muy rápido», y que el tipo de seguridad me haya creído menor de edad fue el mejor regalo que recibí esa noche, hasta abracé al tipo y le di las gracias!

    Y hace menos de un mes vino alguien a mi casa recogiendo firmas para hacer una solicitud a la Alcaldía, y cuando me vio en la puerta me preguntó si podía llamar a un adulto que firmara… A éste no lo abracé porque no tenía alcohol en la sangre, simplemente le dije que yo era mayor de edad y podía firmar. Pero cuando se fue, quedé con la misma sensación de «Gracias pana!», porque si con casi 26 parezco de 16, entonces cuando tenga 45 pareceré de 35 (I hope so!).

    • conidayvuelta Says:

      Hola, Mariale. Me incluyo en esa anécdota del local nocturno también; creo que con las mujeres hay esa variante, que para ellas es más bien un cumplido y se sienten del carajo, tú sabes, las jovencitas que llegarán a los 45 años y aún pueden extrañarse cuando oigan la palabra «menopausia» y preguntar qué significa a las demás mujeres más «golpeaditas».

      Saludos y gracias por pasar por el blog y comentar.

      P.D: Revisé las entradas iniciales de tu blog y me agradó, ya lo agregué a favoritos para tenerlo en la lista de blogs que visito siempre 😉

  3. camila Says:

    jajajaja, ojala pudiera decir lo mismo wn…..tengo 16 años, tengo un primo de año y medio con el que suelo salir (siempre acompañada de mi madre, claro) a menudo encontramos en la calle amigos o conocidos de mi madre, suelen preguntarle cosas como “es tu hija?? no sabia que eras abuela!” ._.
    ademas teango dreads, y cuando me paso por el parque los caobos me caen el coñazo de artesanos y en los URS siempre hay algun bicho raro que se me acerca a pedirme un rolling paper xDD….supongo que envejezco mas rapido….rayos!

    • conidayvuelta Says:

      Caramba, eso parece ser el efecto inverso a mi anomalía genética xD Fíjate, si yo saliera con tu primo de un año y medio, es muy probable que alguna patrulla se detenga y me pregunte si nos perdimos y que dónde fue la última vez que vimos a nuestros representantes para ayudarnos a encontrarlos de nuevo jajaja.

      Saludos y gracias por tu visita y comentario!

  4. Captain Arepa Says:

    Dichoso tú, que tienes «juventud eterna»! Yo nací senil! XD

    j/k. Excelente post, me sentí muy identificado con tu historia, aunque en mi caso es a revés: «aparento» más edad de la que realmente tengo (en realidad me envejecen adrede). Lo cual no es muy conveniente cuando eres universitario, porque o te ven muy viejo, o muy rancho, o muy de ambos!

  5. Gusana Says:

    Jajajajajaja, oye la verdad no me habias contado todas esas historias de todo lo que te ha ocurrido por verte tan joven, pero disfrutalo¡¡ yo por el contrario no es que me vea vieja, pero quisiera estar en tu situación… eeeehhh… bueno excepto por lo del trabajo… tranquilo¡¡¡ no has pensado que esa cuerda de ineptos que te han entrevistado no se han dado cuanta de lo que han perdido al no llamarte.. Pronto encontraras lo que realemente vienes hacer en esta vida y creeme estoy completamente convencida que no es llegar a sentarte en una oficina a calentar un puesto con un traje de muñequito a esperar a que un idiota te de ordenes… No¡¡¡ lo tuyo es otra cosa buscalo¡¡¡ y no dejes que tu mente sea la que envejezca en buscar cosas que no son para ti…

    Besos…

  6. Carlos Says:

    De verdad no se si creerte esa historia, soy alguien que se basa mucho en la ciencia y pues tendria que verlo.

    Por lo menos, la foto que pusiste es vieja, por el flash, los colores marronizados, etc.

    Muy buena historia, haz un libro… o un cuento.

  7. EDGARD Says:

    Hola,
    tengo 25 años, y me da verguenza decir mi edad, siempre digo que tengo 27, y aun asi escucho comentarios como: «huy, yo pense que tenias unos 30 o mas», eso me pone muy mal.

    Ademas mi novia es menor que yo, ella tiene 21 años de edad y si los representa, entonces imagino lo que sus amigos comentan al vernos juntos: «es muy mayor para ella» o cosas por el estilo.

    Aveces imagino que si existiera una cura para poder envejecer normalmente, al igual que mis compañeros de colegio por ejemplo,
    eso me haria muy feliz, sin embargo estoy consiente que eso no es mas que una utopía.

    Saludos

    • conidayvuelta Says:

      Hola, Edgard. Por lo que puedo leer, tu caso es lo contrario, aparentas mucha más edad; tristemente tanto en tu caso como el mío salimos perjudicados, ya que, los prejuicios y etiquetas reinan en nuestro país.

      Saludos y gracias por comentar y visitar el blog!

  8. chupi Says:

    jajajaja me rei demasiado! excelente, me encanta como escribes. Lo que me falta para ser fan de tu blog, es corroborar la veracidad de esta entrada…. foto?

  9. Anonima Says:

    Hahahaha que caso este vale, me identifico contigo pero mi caso es al revés a mis 15 años aparento tener 18 o mas según muchas personas fui al bingo con mi madre y no me pidieron cédula de identidad sin embargo a una prima que iba con nosotras mayor de edad si lo hicieron..!! Me dicen hasta señora o.O..!!! Lo bueno es que como ya dije eh entrado al bingo lo malo es que Nooo me gustaa hahaha que me digan señora o me confunda que soy la enfermera de guardia (mi mamá trabaja en el ámbito de salud) Bueno Suerte y sigue así me encanta este blog..!!! (k)♥

    • conidayvuelta Says:

      Hola, anónima, gracias por tu visita y comentar! Sí, digamos que en esos extremos siempre encontrarmos pros y contras como bien señalas en tu caso. Mosca con esas máquinas en el casino que están apretadas desde hace un tiempo y no pagan casi, jaja =p

      Gracias por tus palabras y seguiré esperando tu visita por acá (para futuras visitas pon tu nombre y así es menos anónimo y sabré en futuros comentarios que se trata de «la binguera», j/k.

      Saludos!

  10. will Says:

    Porque sera yo tambien naci en 1983 y nadie me cree la edad… aunque no aparento 16 pero me ponen de 19 a 23 de ahi no paso.. Me parece una verdadera ventaja porque ya pisando los 30 me siguen tratando como un chamito pero resulta que ya me se todas mas una. Lo que mas me causa curiosidad es que casi me dibujo la edad en la frente (27) porque nunca la oculto y aun asi me tratan como a alguien menor en mi trabajo la secretaria me dice hijito.. mi jefe se sienta conmigo a explicarme cosas como si estuviera en primer grado si me equivoca me la perdonan.. no se esa es mi experiencia personal y si me meto en un grupito de gente mas joven me mezclo con total facilidad. Pero creo que el mayor secreto es mantener el mismo peso. en lo que la cara te engorda o te rebaja ya se nota un cambio y bueno no agarrar sol como teja porque eso si envejece full la piel. Se que igual voy a envejer pero sera mas lentamenet. Suerte!

  11. David Says:

    Deberias colocar tu foto a ver si realmente aparentas 16…

  12. saver05 Says:

    Tu historia es como si fueramos la misma persona por que yo tengo 26 años y nadie cree mi edad parezco de 17 años mas o menos he contado con suerte por que estoy trabajando actualmente , pero a la hora que voy donde un cliente este piensa que soy un niño y que no tengo experiencia, eso muchas veces me da rabia pero cuando me ven trabajar con la seguridad q muestro cambian de parecer acerca de mi trabajo.

    Mi istoria se inicia desde que tenia 10 años cuando me di cuenta que mi fisico con respecto a los niños de mi edad era distindo de alli me acompleje y el tiempo paso pense que cuando llegara el desarrollo todo cambiaria pero no fue asi, debido a que mis cambios fisicos fueron muy pocos seguia paeciendo de menos edad.
    En ese momento monte por decirlo asi una mascara a mi vida todo el tiempo ocultaba mi edad para evitar burlas sobre mi. Me aparte con el tiempo de la gente y miraba a casi todos con odio me volvi amargado y todo el tempo he vivido con mi complejo.
    En la parte sentimental mi primera novia la tuve a los 23 años y fue a esa edad que perdi mi virginidad aunque yo a ella se lo dije y no me creia yo a ella nunca le dije mi edad porq ella tenia 16 y yo le dije q tenia 20 oclutando mi verdadera edad. Cuando ella me queria tomar la billetera to no lo permitia para q no viera mi credencial siempre la ocultaba.
    A la edad de 19 aproximadamente queria quitarme la vida y dejar asi de existir para salir de esa pesadilla de vida que estaba llebando.
    Hay veces q quisiera q el tiempo pasara rapido y envegecerme para terminar con este tonto complejo, pero hay voy poco a poco con mi vida.
    Sigo superandome profesionalmente estoy como digo trabajando y actualmente estoy en la universidad estudiando, pero aun viviendo con este estupido complejo no se hasta cuando Dios sabra.

    • conidayvuelta Says:

      Hola, Saver05, gracias por tu visita y comentario! No esperaba que afectara a alguien esta situación de aparentar menos que la edad; me explico, a mí me afecta mucho en el área laboral, por lo que indiqué, los prejuicios y tonterías del mundo empresarial; pero nunca me trajo inconvenientes como tal que me llevaran a considerar la idea del suicidio, puede que depresión por casos puntuales, pero hasta ahí.

      Pa’ lante, pana, el nivel se demuestra con los hechos, haz caso omiso a tanta pendejada social, siéntete bien contigo mismo y tú eres tu mayor rival, concéntrate sólo en eso, en ser cada vez mejor en lo que eres bueno, lo demás viene solo!

      Un saludo, gracias por tu comentario!

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  16. xavier Says:

    Naci en el 82, tengo 29 años y aparento de 19 creo al menos me lo dicen….alguna vez quisiera saber a q se debe esto, con todo ahi esta mi correo

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